Tierras Bajas

La cuenca amazónica, los dos tercios del país


Tierras todavía virgenes

Las tierras bajas cubren cerca de los dos tercios del territorio nacional. Ubicadas al norte y al este de Bolivia, tienen muy poca población con la excepción notable de la ciudad moderna de Santa Cruz de la Sierra.
Esta región es muy plana aparte de algunas zonas como la Chiquitanía. Los bosques tropicales que cubren la mayor parte de las tierras bajas son irrigados por los ríos monstruosos como ser el río Beni, el Mamoré, el Madre de Dios y otros que terminan juntándose con el Amazonas en el Brasil.
La temperatura promedia de esas regiones es de 30 °C, con una humedad que avecina los 100% en algunos bosques. Selvas de miles de hectáreas solo cortadas por ríos gigantescos: difícil de creer que se tienen poblaciones en esas regiones salvajes…

Una concentración de biodiversidad entre las más altas del mundo

Al norte del país, el Beni se caracteriza por una flora exuberante y una fauna salvaje impresionante con sus jaguares, caimanes y muchas especies de monos y de víboras entre otros.
El Parque Nacional Madidi de casi 2 millones de hectáreas ha sido declarado como una de las regiones con más biodiversidad de todo el planeta.

Parques para intentar proteger esos territorios inmensos

Se han creado parques naturales para proteger tanto esta fauna como las reservas en madera fina que eran explotadas sin control alguno hasta los años 1990.
Entre las principales áreas protegidas de las tierras bajas se puede citar al Parque Nacional Madidi, la Reserva de Biosfera Pilón Lajas que tiene como objetivo proteger los recursos naturales y mejorar las condiciones de vida de las poblaciones indígenas. El inmenso parque Noel Kempff Mercado a la frontera con Brasil es todavía relativamente poco explorado. El Parque Amboró y el Carrasco, ambos entre Cochabamba y Santa Cruz, más accesibles, son inmensas reservas de biodiversidad.
Esos parques y reservas son una necesidad para proteger esas selvas inmensas todavía relativamente intactas pero seriamente amenazadas por la instalación de colonizadores de otras regiones y proyectos de carreteras o explotación petrolera. Desde hace varios años el proyecto de carretera en el medio del parque Isiboro-Securé (TIPNIS) opone las autoridades de Bolivia a la mayoría de su población y en especial a los pueblos indígenas de las tierras bajas.

Un mosaico de pueblos e idiomas

Las tierras bajas son todo un mosaico de pueblos y de idiomas: Mosetenes, Tacanas y T’simane en el Beni y el Pando, Yuracares y Yuquis en el Chapare, Mojeños, Guarayos, Ayoreos, solo para citar algunas de las treinta etnias reconocidas en Bolivia.
Poco conocidos, los pueblos de las tierras bajas tienen una historia tan antigua como los pueblos del Altiplano. Algunos han edificado verdaderas ciudades en el medio de la selva. Muchos luchan hoy día para defender su modo de vida ancestral.

La Chiquitanía, la utopía de los padres jesuitas

Al norte de Santa Cruz, la Chiquitania se demarca del resto de las tierras bajas. Su clima es más seco, su vegetación más baja y tiene más relieve. Los Jesuitas habían escogido esta región en el siglo XVII para fundar sus colonias y hoy en día refleta el encuentro que se tuvo entre dos universos: la utopía de los padres jesuitas y las culturas indígenas.
La Misión más famosa es Concepción, la más impresionante por el esplendor de su arquitectura neo barroca. La arquitectura, los artes y la vida religiosa intensa que se puede observar son el resultado de esta fusión entre las técnicas importadas por los Jesuitas y las culturas locales chiquitanas.
Las catedrales e iglesias que caracterizan las Misiones han sido declaradas patrimonio de la humanidad por la Unesco. Las comunidades indígenas chiquitanas conservan su modo de vida, sus idiomas, su arquitectura y su cultura. Al igual que los T’simane del Beni por ejemplo, son una puerta abierta al mundo indígena de las tierras bajas.

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